lunes, 16 de noviembre de 2009

Protocolo de las Citas


De amistad o con expectativas de romance, la cita tiene su propio protocolo. Saber ser y saber estar no sólo es una actitud, sino una estrategia que determinará si habrá o no segundas partes.


¿Cómo definimos cita?
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua una cita es una reunión o encuentro entre dos o más personas, previamente acordado. Coloquialmente entendemos como cita una reunión de dos personas que se conocen aún de manera superficial y cuyo objetivo es tener la oportunidad de profundizar en su relación y, en el caso de los negocios, propiciar futuros acuerdos o colaboraciones.

¿Podemos entender que es el primer paso para conocerse las personas?
Aún no. Según afirma Chris Rock, famoso comediante estadounidense, la primera vez que tiene una cita con alguien no estará aún conociendo a esa persona, sino sólo a su "representante personal".

Repasemos las normas de protocolo aplicable a todo tipo de citas, ya sean de negocios o informal, tanto de amistad o de expectativas de más que amistad
Una cita es siempre una fábrica de expectativas y cuidar todos los detalles se hace imprescindible.
La cita tiene en su itinerario tres etapas a saber: la fase de información y preparación, la fase de ejecución y la conclusión.

¿Qué debemos tener en cuenta en la fase de información?
En la primera fase los deberes pasan por fijar los objetivos a conseguir (si no sabe adonde va, cualquier camino le llevará) informarse lo más posible sobre la persona que vamos a tener enfrente para poder agradar (saber es poder) y diseñar una estrategia anticipándose a los posibles incidentes. En resumidas cuentas, se trata de planificar lo más posible.

Nada peor que no reservar restaurante y tener que realizar un periplo lamentable en busca de lugar, ir a la caza y captura de un cajero automático por falta de dinero en efectivo o desafiar la paciencia de nuestro acompañante esperando una cola de una hora para obtener unas entradas de cine, por muy de estreno que sean.

¿Qué es lo que las personas valoran más en el otro en esa primera cita?
Si se trata de una cita con visos de romance, el Instituto alemán Gewis, de acuerdo a un sondeo realizado entre hombres y mujeres entre 20 y 50 años, detectó que las virtudes que esperamos encontrar en la otra persona son el buen humor, seguido de una buena apariencia y una conversación inteligente.

¿ Tanto cuenta la primera impresión?
La primera impresión cuenta más de lo que creemos o al menos esa es la conclusión a la que llegaron investigadores de la Universidad de Ohio y cuyo informe recoge que las personas deciden qué clase de relación desean tener con otra en los primeros minutos de conversación, y el esfuerzo que realizarán para que el otro se convierta en un aliado, en un amigo o incluso en un romance.

¿Cuáles son las mejores herramientas para una impresión favorable?
Son dos: una amplia sonrisa entusiasta como recibimiento y una imagen sencillamente impecable, adecuada al contexto y, lo que es más importante: real.

Deje los disfraces para carnaval, las 20 capas de maquillaje para Halloween y no se ponga litros de perfume, a no ser que su intención sea disolver manifestaciones.

¿Y la ropa?
La ropa tiene un código de mensajes fácilmente detectable. Un escote demasiado atrevido o una barba de dos días dicen lo que dicen. Más aún, como pequeño truco no estrene nada. Intempestivos alfileres o etiquetas no quitadas y rozaduras por estrenar calzado han arruinado muchas citas prometedoras.

Conjugue la naturalidad y la comodidad, pero saque de paseo su versión más encantadora y favorecedora. No se trata de confundir o engañar, sino demostrarle a la otra persona que verdaderamente nos importa, paso clave para desarrollar la empatía, fomentar el entendimiento mutuo y favorecer una comunicación fluida.

¿La puntualidad y el lugar?
Deberá ser exquisitamente británica. También una buena elección del lugar donde quedar y una meditada hoja de ruta de la cita son fundamentales para un buen desarrollo.

¿Como debe ser el lugar de esta cita?
Para el sitio, nada mejor que un ambiente relajado y sin ruido excesivo. Los restaurantes son el marco preferido, tanto para citas de negocios con almuerzo, como para cenas de amistad y romance. En estas últimas suele haber un paso previo, la socorrida sesión de cine que relaja el ambiente y nutre de temas las conversaciones posteriores. Prácticamente todas las mujeres aceptan una invitación al cine, pero cuidado, no a cualquier película.

¿El tipo de película que elijamos para ir a ver en esa primera cita influye en el resultado?
Según un estudio de la Universidad de Michigan, la temática de elegida incide directamente sobre el ánimo posterior al elevar o no los niveles de progesterona, hormona que, entre otras cosas, dispara el entendimiento. Puesto que generalmente los caballeros prefieren cine de acción y las damas prefieren historias humanas, si su objetivo es un acercamiento, no lo dude, decídase por una película romántica.

Si ya estamos en el restaurante….
En el restaurante no olvide sus buenos modales. Si la cita es con una dama cuide los pequeños, pero grandes detalles: ayúdele a quitarse el abrigo, permita que elija donde ubicarse (a las mujeres siempre nos gusta tener la espalda resguardada y no estar en medio de pasillos) y retírele la silla para que se siente.

¿Qué pedimos para comer?
A la hora de pedir elimine aquellos alimentos complicados de comer como espaguetis, marisco e incluso sopas. Si es el invitado no se lance a los platos más caros. Si está a dieta no lo diga, no hay nada más desalentador que compartir cubierto con alguien que no quiere comer, o que presumiblemente no va a disfrutar comiendo. Por tanto, si está a régimen pida en consecuencia y con naturalidad, pero no hable de ello, sea deferente. Consulte con su acompañante el vino a elegir y recuerde siempre que una copa de más puede ser un negocio, un amigo o un amor de menos.

¿Y la conversación?
La conversación durante la comida es la prueba de fuego.
Sea sincero y honesto e intente lograr un equilibro entre hablar y escuchar intercalando preguntas, pero sin caer en un tercer grado de interrogatorio.

Dedicarse a pasear la mirada para ver y ser visto por los demás comensales, no escuchar con atención o detenerse en exceso en contemplar monumentos vivientes es una falta de cortesía sublime.

Como norma general, y tras apagar necesariamente el teléfono móvil, en la mesa no se hablará de enfermedades, de sexo y de aquellos temas que puedan provocar desencuentros o rivalidades como la política, el fútbol o la religión. En las románticas, evite hablar de sus relaciones anteriores, de problemas personales como las fobias y manías, los desengaños, las peleas familiares, el tirano de su jefe y lo pobrecito que se siente por lo injusto de la vida, porque se trata de una cita, no de una visita al psicólogo.

Quejas y pesimismo deberían no estar presentes, recuerde que una actitud optimista es mucho más atractiva y afable.

Tampoco haga alardes de su currículum y menos, detalle lo que tiene o no. Hablar de dinero en una cita, salvo que sea con su asesor financiero es siempre muy ordinario.

Ante incómodos silencios rómpalos hablando de lo que les rodea, desde la decoración, ubicación o especialidades del restaurante o con preguntas comodín sobre viajes o proyectos que nunca fallan.

¿Quién paga?
Si usted propuso la cita, usted deberá pagar. Sugerir el pago compartido no acerca posiciones, además, ya habrá ocasiones para que le devuelvan la invitación. En citas amorosas, no escatime en señorío. Si es un caballero, abone la cuenta.

¿Cuánto debe durar una cita?
Respecto al tiempo de duración, si la cita es de negocios dos horas es suficiente. Si es de carácter personal puede extenderse si el clima es favorable, pero no olvide que retirarse a tiempo, e incluso dejar ganas de más es acertado.

En citas con tintes románticos si todo ha ido bien, tras la sobremesa se plantea la pregunta ¿y ahora qué?.
La planificación de nuevo nos ayuda sobremanera. Déle opción a su acompañante para que elija entre tres opciones (más de tres, embarulla y paraliza). Como ejemplo: copa, baile o paseo suelen ser bien acogidos.

¿Cómo saber si ha ido bien o no y qué hacer?
Una primera cita es sólo un primer paso de acercamiento, pero no el definitivo.

Si ha sido un éxito sea cortés y agradézcalo. Si es usted un caballero y quiere repetir cita romántica respete la regla de los cinco días, es decir, telefonee a la dama en los cinco días posteriores a la cita. Ella sabrá así claramente que usted está interesado y que repetirán el encuentro. Si no llama, su silencio hablará por usted dejando claro que no habrá segunda parte.

Saber ser y saber estar no sólo es una actitud, sino una estrategia que determinará si habrá o no segundas partes. Recuerde que es infalible tener en cuenta que la mejor improvisación es la más preparada.